En el principio fue... una idea peregrina

Dentro de una semana es el sexto aniversario con mi pareja. Cuando me preguntó qué quería que me regalara pensé en un chromecast para poder ver las películas guardadas en el ordenador en el televisor. Como no soy precisamente impulsivo en las compras y me lo pienso bastante, empecé a investigar por internet porque recordaba que había algo más interesante. Me acordé que había un aparatito llamado Raspberry Pi y descubrí que costaba lo mismo y que, en principio, hacía lo mismo que el chromecast así que al final me decidí por él.

Y me decidí porque todas las ideas que se me ocurrían se podían hacer: podría controlar un coche teledirigido, encender las bombillas de casa a distancia, montar una cámara que siga a mis gatitos; se puede construir un robot que evite los muebles; se puede construir una impresora Braille...

Cuando era niño y me regalaban un camión de juguete, lo primero que hacía era desmontarlo. Era lo más divertido porque luego podía volver a montarlo. Siempre he querido hacer lo mismo con los ordenadores pero si algo salía mal era un hobby caro. Ahora puedo cumplir mi sueño. Nunca he estudiado nada de informática todo lo que sé lo he aprendido de forma autodidacta y ahora tengo la oportunidad de construir cosas con un ordenador. No sé si conseguiré siquiera hacerlo funcionar pero el reto se presenta fascinante.

En este blog iré contando todos mis pasos en este nuevo mundo. Me servirá como diario para recordar las cosas que he hecho, he buscado y he intentado. También puede servir para gente que comience a trastear con una Raspberry Pi viendo los errores que vaya cometiendo. Me he inventado el sustantivo raspberrista y el verbo raspberryando para ponerle un título llamativo al blog. Espero que ningún puritano de la Real Academia de la Lengua se altere demasiado.